sábado, 12 de mayo de 2012

Monólogo de una mujer desnuda /Lizeth Sevilla

Monólogo de una mujer desnuda /Lizeth Sevilla

I

Nuestro amor era un simulacro,

un antifaz del tiempo sobre nuestra memoria,

el amor que hacíamos todos los días

con las ausencias y presencias,

el amor que gastábamos luego en besos

arrancando resuellos pasionales

al raciocinio,

cuando empezábamos a extrañarnos

con un dolor lúdico

en el vientre,

en las manos,

en la boca,

en el silencio

donde hacemos falta,

en la oscuridad:

bendita dualidad del deseo no consumado,

cuando nos enseñamos
la tierra,

el agua,

el viento,

y lo indecible

se descifraba en tus manos

[y en tu boca],

cuando tu lengua resolvía

cálidamente

los misterios de mi cuerpo enardecido

de ti,

de todo.

II

Todas las noches eran de tango,

de violines necios

que han susurrado por los siglos de los siglos

besos graves,

miradas graves,

ausencias graves,

cuerpos sin memoria que siguen creando

en el tiempo, en su espacio,

que se encuentran

y desencuentran.

III

En el presente que no te incluye,

trazo líneas de tu cara

con el humo del cigarro,

te salvo de la abstinencia,

de no imaginarte… del olvido.

Y vivo en un exilio de tu cuerpo,

de tus manos,

tus silencios,

en un exilio imperecedero

sin retorno, sin luz, sin ti,

entre los escombros y las cenizas,

el humo y la noche,

y construyo andamios y colmenas

en mi regazo

donde no duermes…

IV

Te desprendo del celofán que te asfixia

[lentamente]

te sacudo,

existes,

te acaricio con la boca húmeda

imprudente,

muda.

Cruzo las piernas, los dedos,

el alma

y converso contigo,

me fumo tu aliento,

soberanamente me fumo tu aliento,

el aire pesado que respiras confundido.

Y mancillo tu boca

[que no es mía],

muerdo tu boca

y el dolor es dulce.

Hundo mis dedos

en la selva inmortal de tu cuerpo

donde los peces

y el musgo

se adhieren a mi historia.

Te fumo

y de vez en cuando me ahogo,

me asfixio con el murmullo de tu aliento,

y en esa muerte diminuta

donde tu ausencia es utopía

te vuelvo a enseñar

el agua,

los tangos,

la tierra por donde no transitas

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